miércoles, 3 de junio de 2009

NOS VEMOS EN BERLIN


14 de Abril de 2009.
Nada más llegar al patio interior donde se encuentra la sala Clash de Berlín me cruzo con tres grupos de personas. Todos españoles. Cual mi sorpresa, al sentarme en un murete cercano a la puerta del local, cuando oigo hablar al tercer grupo, en este caso seis o siete chavales jóvenes, en un fluidísimo euskera. Es de lo poco que faltaba por escuchar en esta ciudad. Aunque teniendo en cuenta que todos estamos ahí para ver actuar a Soziedad Alkoholika, no me pareció tan raro. El caso es que me llamó la atención recordar lo increíblemente distinto que suena este el vascuence del castellano y a pesar de no entender nada me quedé escuchándoles mientras bebía de mi cerveza. Siempre me ha echo gracia como lo poco que se puede entender de la conversación de una cuadrilla de vascos son las palabrotas en castellano y alguna otra coletilla, en plan Bueno o algo así.
El concierto, programado para las 21 horas, tenía prevista la actuación del grupo berlinés Blitztraktor, que no empezó hasta las 22,15. Media hora antes, mi cerveza se había acabado y entré al local para comprar la entrada y tantear el ambiente. Pagué 10 euros y la encargada me dijo que aún tardaría en empezar el concierto un rato. Me pusieron el sello, del cual y a pesar de haber pasado por la ducha un par de veces, aún tengo restos dos días después.


Volví a salir para comprar otra cerveza barata en una tienda cercana. Cuando volví al murete con mi botella llena me encontré con otro grupo de españoles. Esta vez sí que entendía lo que hablaban. Comentaban anécdotas varias con la policía en España y sobre sus experiencias en Alemania. Parecía que no se conocían todos entre sí, pero hacían piña. Tras un rato poniendo la oreja, uno de los chicos me preguntó si estaba solo y me invitó a acercarme al grupo, a lo que accedí gustoso.


Tras constatar que este mundo es un pañuelo (el chico que me preguntó si estaba solo, conocía al hermano de Berta, mi jefa en Berlín) y escuchar desde fuera como los teloneros ya habían empezado, decidimos entrar al concierto. La sala estaba ya bastante llena, pero frente al escenario se guardaba, la bautizada por mi como, Distancia Alemana. No podía creerlo, como en un concierto de Punk, con la sala bastante llena se mantuviese esa estúpida distancia entre público y escenario. Aproveché el hueco para hacer unas fotos. El cantánte, descendiente directo de Satanás, era una mezcla del cantante de Prodigy, Keith Flint, y del de Green Day, Billie J. Armstrong. A penas vi la mitad de su repertorio, pero no sonaban del todo mal. Cuando terminaron, los técnicos invadieron rápidamente el escenario y montaron el equipo del grupo español antes de hacer la última prueba de sonido con cada instrumento y micrófono. La Distancia Alemana empezó a desaparecer con la llegada de los fieles de S.A. que habían apurado fuera del local sus cervezas previas al concierto. Todo está listo y Soziedad Alkoholika aparece en el escenario, con su vocalista Juan presentándose y saludando al público en un alemán de lo más decente.


Para este momento, el cantante de los teloneros ya estaba en primera fila con el resto de incondicionales del grupo vasco. El concierto no defraudó a ninguno de los presentes. Todo fue rodado y los saltos y empujoes de las primeras filas no dejaron de ir en aumento conforme pasaban las canciones. El escenario no era muy grande y la sala tampoco, por lo que la euforia de público y músicos hacían del lugar una holla a punto de estallar. Estos conciertos en salas pequeñas, en los que la banda está tan cerca de los parroquianos, te ponen los pelos de punta y la carne de gallina. Es un tópico, pero es verdad. Son especiales, tanto para los asistentes como para los músicos. Es como el teatro, donde los actores perciben perfectamente las reacciones de los espectadores ante la obra. Hay una conexión directa. Y tan directa, pues uno de los chavales más alterados de la primera fila movió varias veces, impulsado por la maravunta a sus espaldas, los altavoces que se ponen al principio del escenario para que se escuchen los propios músicos. Menos lágrimas hubo de todo. Poca sangre y mucho sudor. La sangre fue de otro energúmeno al que seguro que su madre le advirtió antes de ponerse el pendiente en la ceja.

-Hijo mío, que como alguien te enganche de ahí...

Y como las madres siempre tienen razón, en el concierto de Soziedad Alkoholika, el susodicho se enganchó de algo o de alguien y a tomar por culo pendiente. El sudor ya se puede imaginar cada uno de donde viene, de partes varias....


El resto os lo podéis imaginar los que hayáis estado en un concierto de Punk. Y los que no hayas estado en ninguno ya tardáis en ir al siguiente que haya en vuestra ciudad, pueblo o aldea. Que esta música llega a todas partes.


Solo me faltó la peña de Estella, pero estando en la capital de Alemania era demasiado pedir... Cervezas y porros!!!

CUIDADO CON EL FEISBUK



Hay una amiga mía a la que su madre le espía el Feisbuk. Pero mi amiga está tranquila porque su madre dice que no entiende nada de lo que ponen ella y sus amigos y amigas. Que dice que usan un idioma extraño. Esto, o bien hace sospechar más a una madre o por el contrario le hace pensar que su hija y sus contactos no tienen remedio alguno y que nunca serán capaces de comunicarse de forma seria.

Yo no estaría tan tranquilo. Pero yo soy yo y mis circunstancias, que decía uno de mi pueblo... el caso es que ya he tenido el dilema de aceptar o no aceptar a algunos familiares que me solicitan ser aceptados como ciberamigos. Y cuando hablo de familiares no hablo de primos o hermanos, que todos sabemos como las gastamos.

Pero mi experiencia me dice que con el feisbuk este hay que marcarse unos límites, porque si no la cosa se te puede ir de las manos sin darte ni cuenta.

Yo entré en esta llamada Red Social a través de un colega norteamericano que conocí en mi año de Erasmus. Me pareció una buena forma de compartir fotos y estar comunicados. Cual mi sorpresa cuando te empieza a agregar gente que ni te acordabas que existía (exajerando un poco) y para colmo te etiquetan en fotos de hace años y en las que llevabas unas cogorzas que no te reconocería ni tu madre, por mucho que espíe.

Cuando empecé en esto, como digo, me marqué dos límites. El primero, después de ver a la velocidad que la gente te agrega a sus contactos, fue el de no buscar a nadie en esta red. Que si eso ya me encontrarán los que quieran, que a los que quiero yo ya me encargo de tenerlos informados de mis avatares. El segundo fue no aceptar a ningún familiar mayor de 35 años y susceptible de escandalizarse y perder la buena imagen que de mí tenían debido a fotos, comentarios, etc. que aparecen en tu perfil, en tu muro o en cualquier otra parte.

De momento me esta yendo, creo, que bastante bien. Aunque me inquieta el tema de que los propietarios de esta web se reserven los derechos de imágenes, comentarios y notas que cada uno publicamos. Soy novato en esto de las nuevas tecnologías, lo reconozco. Igual es por eso que ni entiendo ni me fío mucho de hacer públicos aspectos, digamos, algo íntimos de tu vida. Y lo lógico sería pensar, pues allá cada uno con lo que publique... Pero no. Y si algún colega cabrón cuelga una foto tuya besándote con la que no es tu novia, o como ya he dicho, te cuelgan en una foto en un estado etílico bochornoso y la ve gente que no tiene por qué saber de tus salidas nocturnas. O mensajes que te dejan en tu muro y cualquiera puede leer. En fin, no sé si es que a lo mejor he agregado a demasiada gente sin pensar en las consecuencias.

Hace poco me dijo un conocido, cara a cara, eh. Nada de por internet... que había ido a una entrevista de trabajo y después de las típicas preguntas le pusieron un ordenador delante y le dijeron: Venga, ahora ábrenos tu página de Feisbuk. Jódete y baila Manolito. Yo me hubiera puesto cuanto menos nervioso. Pero claro, no puedes decir que no tienes, porque si pones en Google tu nombre y coincide (como es lo normal) con tu nombre en dicha página, te sale que apareces en el dichos Feisbuk. Y los cabrones de la entrevista lo saben de antemano. Imagínate a donde vamos a parar... no se que es peor, que tu madre te espíe o que lo hagan en tu trabajo. La historia es que nunca sabes que te puede pasar si confías tu vida, o parte de ella, a un ordenador conectado a la red de redes. Suerte y a seguir jugando.

martes, 2 de junio de 2009

BOB MARLEY LIVED UP


Cuando los vivos viven y recuerdan la obra de los muertos hay ocasiones en las que puede llegar a ser apoteósico, por usar un gran adjetivo. No, en serio, acabo de ver a leyenda viva enfrente de mi cara. Gente, músicos, que han creado un estilo a lo largo de sus carreras. Jamaicanos que han escrito un pequeño gran capítulo de la historia de la música moderna. No sé si me atrevo a llamarles guerreros, pero casi. Son soldados búfalo, rastafaris, fieles a su filosofía y convencidos de la buena intención de su obra. Canciones y ritmos que han conquistado el mundo desde su pequeña isla caribeña. Parece la utópica revolución pacífica, sin muertes violentas, solo víctimas del sonido reggae.


No puedo atreverme a aceptar que he sido testigo de esta historia que estoy describiendo. Sin ser increíble del todo, ha sido un espectáculo intencionadamente agradable. Cuesta imaginarse a los 8 protagonistas del escenario antes de comenzar el concierto, programado a las 22horas, pero que ha comenzado pasadas las doce y cuarto de la noche. Han ido llegando con cuenta gotas al camerino, cuidadosamente surtido de abundante comida y variadas bebidas. Los primeros en llegar, Tony Chin, voz y guitarrista rítmico y Fully Fullwood, bajo. Ambos de cierta edad, han sido los 2 únicos que habían colaborado con las leyendas Peter Tosh y Bob Marley. Concretamente, Fully tocó el bajo para Bob Marley, Peter Tosh, U-Roy, Mighty Diamonds y Ken Booth. Tony colaboró con Marley y Soul Syndicate. Solo estaba yo en el camerino cuando entraron. Uno de ellos, Fully, algo grueso y vestido como un currela de barrio (con chaqueta de cuero, camisa vieja de cuadros y pantalones de pana oscuros) ha ido directo a por una gran botella de vino tinto. Mientras, Tony Chin, portando una pequeña funda con su guitarra y con una vestimenta más juvenil (gorra rastafari, chaqueta blanca de capucha y vaqueros de marca), se ha dejado caer sobre uno de los sofás. Fully, el del vino, señalandome con la botella y como pidiéndome permiso para abrirla, se ha presentado: “I just want some wine, I want to get drunk! Hi, I´m Fully and he is Toni Chin“ *(Solo quiero un poco de vino, me quiero emborrachar. Hola, yo soy Fully y él es Toni Chin), refiriéndose al que estaba en el sofá.


Les he estrechado las manos y me he presentado como fotografo, que era como me había acreditado para colarme en esa pequeña Jamaica Berlinesa que es el YAAM. A lo que Fully, agitando en círculo su vaso de vino, ha respondido: “Aha, photographer... And are´ya gonna make many pictures tonight?“ Por supuesto, siendo una especie de infiltrado, uno se siente algo extraño y como fotógrafo enseguida se nota la disponibilidad de los que han de ser fotografiados. Ni hablar de presentarme como periodista....


En este caso, y conforme iban apareciendo el resto de componentes del grupo, se notaba que no estaban para muchas historias. Y menos con un blanco desconocido. Sin embargo, ahí estaba yo. Como un sofá más o una de las botellas del cátering, quieto y callado. Observandoles. Para colmo, después de volver del baño, el percusionista, Claudio Peppe, un jamaicano enorme, había tirado mi botellín de cerveza accidentalmente. Justo cuando estaba limpiando el desaguisado aparezco yo y le pregunto, qué si eso que estaba limpiando eran los restos de mi cerveza. Sin apenas inmutarse y con cara de pocos amigos, el grandullón, con una mirada de hielo, me dio a entender que así era. Ahí me di cuenta que podía ir olvidándome de que todos posaran para mi cámara antes de salir a tocar.


El otro bajista, Vince Black, vestido todo de negro y con un gorro en que se escondían unas enormes rastas que llegaban casi hasta el suelo, deambuló por el camerino como maraeado hasta sentarse frente a una pared. Se quedó inmovil un buen rato, con los brazos apoyados sobre las piernas. Y ahí permaneció sufriendo en silencio, sin apenas moverse hasta que el Tony, que estaba hablando amistosamente con la encargada del Backstage, dejó libre uno de los sofás. En ese momento,Vince se tiró largo en el sofá, buscando una posición lo más horizontal posible y quejándose de su malestar, cuando era espetado por algún miembro de la banda.

Todos parecían estar concentrándose. A Tony, el guitarrista de aspecto juvenil, que se sentó a mi lado poco antes de que empezara el concierto, puede arrancarle una par palabras. Me contó que llevaban más de 3 semanas de gira por Europa. En Alemania habían tocado en varias ciudades, viajando todos en una furgoneta. Al día siguiente tocaban en Hamburgo y el domingo acababan la gira en París. Me dijo que hasta la capital francesa viajarían en tren y me confesó que sería la primera vez que utilizaba ese medio de transporte en Europa. Le pregunté por su relación con Tosh y Marley. Señalando a Fully, el bajista bonachón, me dijo que ellos dos habían tocado con los dos genios del Reggae, pero que entonces no tenía la experiencia suficiente. Sobre Bob me confesó que era muy perfeccionista y que se habían peleado varias veces antes de llegar a ser amigos. “Fight, fight!!! Me and Bob, we fight, fight“ me decía mientras golpeaba el aire con los puños cerrados. El resto de la banda permanecían en silencio, excepto el percusionista, Claudio Peppe, que charlaba en el sofá del fondo de la habitación, entre carcajadas con el batrería Karl Wright, que para completar el cartel de grandes del reggae, ha colaborado con Gregory Isaacs entre otros.


Fully, con el vaso de vino ya vacío, tenía un walkitalki a través del cual se comunicaba con alguien que estaba en el escenario. A las doce en punto, una voz saliendo del walkitalki les pidió que salieran a tocar ya. En ese momento, Fully dijo algo en un indescifrable inglés jamaicano, todos se activaron, se levantaron y comenzaron a servirse comida y bebidas de las mesas que les habían preparado. El cantante, Donovan Carless, un hombre mayor,alto y de rostro muy menudo, incluso pidió un té. Otros fueron al servicio. De repente todo el camerino se había activado, como un torbellino rastaffari. El caso es que unos 15 o 20 minutos después del aviso todos abandonaron el camerino, donde volví a quedarme solo. La encargada me pidió que no dejara entrar a nadie, que ahora volvía. Así lo hice y cuando volvió me fui a ver el concierto.


Entré en la sala cuando empezaban a sonar los primeros compases del primer tema. Armado con mi cámara al cuello y con una cerveza, que previamente me había procurado en el camerino, avancé por un lateral hasta la primera fila, donde me encontré la típica distancia alemana, de metro y medio, entre el escenario y el público. Aprovechando ese espacio, que suele durar durante las 3 o 4 primeras canciones del concierto, comencé a disparar y probar las opciones de luz de las que iba a disponer, teniendo en cuenta que mi flash solo lo debía usar rebotandolo contra el techo, para no molestar a los músicos. Las opciones de luz, se reducían a los cuatro focos de escasas luces rojas y amarillas, que iluminaban el centro del escenario y al impredecible funcionamiento de mi flash. A parir de aquí fueron unas dos horas y media de Reggae, buscando la foto, cantando los clásicos del genero, bailando, bebiendo y en definitiva, disfrutando de un concierto de mucha calidad.


La banda, compuesta por un solista, batería, percusionista, dos bajos, guitarrista, teclista con efectos y uno con uno de esos teclados que se cuelgan en plan guitarra, se presentó al público poco antes de acabar el recital. Fue en esa presentación cuando establecieron las relaciones de unos y otros con Marley, Tosh, los Wailers y compañía. También tocaron varios temas propios, después de haber repasado gran parte del repertorio de Tosh y Marley. Tras la última canción solo concedieron un bis y tras ponerse en fila frente al público,para despedirse y agradecer la presencia del público, abandonaron el escenario, sin opción a otro bis.


Luego volví al camerino, donde algo eufórico por las cervezas y los fumables, escribí unas lineas: ...todos parecen más relajados, incluso el bajista grandullón que antes parecía estar mareadísimo. Van entrando, respirando su gloria. Es ahí cuando puedo retratar a algunos de ellos y felicitarles por el concierto. Ahora se muestran mucho más amables. Con Jawge Hughes, teclados y voces, que también cantó algunas canciones con ritmos más rápidos, incluso intercambiamos la dirección de correo. Dentro de ese efímero momento de armonía rastafari, solo desentona, el mánager alemán y su colega, dos horteras insoportables. Les hago también un par de fotos, en las que salen con un aspecto bastante homosexual y empalagoso. Los jamaicanos se han ido y ya solo estoy yo con los dos horteras. Misión cumplida, conciertazo de gratis, fotos y algún retrato interesante, y para rematar ligo con una alemana de rastas cortas y rubias.



VIERNES, 13 DE MARZO DE 2009

22:00 TOSH MEETS MARLEY CONCERT @ VINTAGE NIGHT


  • Fully Fullwood (Peter Tosh bassist + Bass for Bob Marley, U-Roy, Mighty Diamonds, Ken Booth)
  • Tony Chin - vocals/rhythm guitar - (Bob Marley & Soul Syndicate )
  • Donovan Carless -lead vocals- (Soul Syndicate Band)
  • Vince Black -lead guitar- (Black Uhuru, Dennis Brown, Wailing Souls + more)
  • Jawge Hughes -vocals/keyboards - (Joe Higgs, Freddie McGregor + more)
  • Claudio Peppe vocals/percussion- (Junior Marvin Band, Wailers Band, Djambi+ more)
  • Karl Wright - vocals/ drums - (Maxi Priest, Gregory Isaacs, Marcia Griffiths +more

Fotos a La Ventana


Fotos desde una ventana a La Ventana. Así podría resumir o incluso titular la experiencia que viví el 13 de junio de 2008. Era viernes y hacía calor. A las tres del medio día debía estar desalojado, por motivos de seguridad, todo el recinto de la Exposición Internacional del Agua. Al día siguiente se abrían en Zaragoza las puertas de la Expo 2008. Yo trabajaba en el departamento de comunicación del Pabellón de España y a las dos de la tarde, los empleados de seguridad, nos recomendaron abandonar el lugar. Que te manden a casa a mitad de tu jornada laboral es motivo de alegría para cualquiera. Sin embargo yo tenía una especie de misión que cumplir. Sabía que esa tarde se abría una ventana muy especial en Zaragoza. Concretamente en algún punto del meandro de Ranillas, cubierto recientemente de cemento y arquitectura extrema.
Tras algunas llamadas supe que estaba previsto abrir la Ventana desde alguna de las numerosas terrazas que adornaban los edificios y pabellones de la Expo. Aquello iba a ser como encontrar una aguja en un pajar. Varias decenas de terrazas y muchas preparadas para emitir programas de Radio y TV. Claro, al día siguiente se inaguraba la dichosa Expo, que era el acontecimiento del fin de semana. Por suerte para mis sofocada búsqueda de la terraza correcta, y a pesar del solazo veraniego de Zaragoza, ese día soplaba el cierzo. Y vaya si soplaba. Resulta que cuando encontré la supuesta terraza, desde donde mi admirada Genma iba a abrir su Ventana, el cierzo soplaba demasiado fuerte, un técnico que pasaba por ahí me dijo habían decidido no emitir el programa desde la azotea a causa del viento. Por eso, la búsqueda continuaba, debía seguir buscando el lugar donde se iba a abrir La Ventana, sin ser descubierto por las patrullas de Policía Nacional y de Seguridad Privada que recorrían el, supuestamente desalojado, meandro de Ranillas.
Eran ya más de las tres del medio día, hora en la que no debería quedar ninguna persona no autorizada dentro de la Expo. Yo, a pesar de tener mi acreditación, no estaba autorizado para estar allí en ese momento, pero sabía que La Ventana se abriría en menos de tres cuartos de hora desde un pequeño estudio de radio situado en el Pabellón de Zaragoza. Esa era, al menos, la última información que había conseguido. Tras jugar mi ultimo cartucho complacido y no poder asegurarme la asistencia, el programa estaba a punto de comenzar, debo esperar fuera. Conecto mis auriculares. sintonizo la frecuencia 93.5 de la FM en mi nuevo móvil de empresa y espero a que aparezca alguien detrás de la catenaria que impide el acceso al pabellón de Zaragoza.
Por fin nuevas noticas. Con suerte podré estar un rato mirando cuando se despeje, me dice una chica de producción. Hay mucha gente y es un estudio muy pequeñito, me dice amablemente. Yo, en un intento por dar cierta lástima, le suelto el rollo de la devoción profesional y admiración que siento por Genma, y que era una plumilla, un currela más del pabellón de enfrente (literalmente hablando). Mi única intención era la de ver en directo como se abre esa Ventana por la que me asomo a diario, como tantos otros "oyentes". Término al que le tengo mucho apercio. Me encantaría ser un "oyente" de esos, como nos llama Genma y por fin, poder mirar por una pequeña ventana y ver, además de oír, lo que pasa en La Ventana. Después del boletín de las cinco escucho a Fernando Delgado, mientras espero apoyado a una barandilla frente a la entrada del pabellón local, dejando que se caliente mi cara con el calor del sol. Al rato aparece de nuevo la chica de producción para decirme que igual hay que esperar un poco más.
Me acerco a la catenaria a escuchar sus palabras. Yo, como buen periodista novato y fanático de la Ventana, estaba dispuesto a esperar lo que fuera necesario. Le doy las gracias y pienso que escucharé la segunda hora de Ventana tomando el sol. Cuando tornaba mis pasos de vuelta a la soleada barandilla, Patxi Mangado, invitado al progarma, cruzó la escena como un rayo. Al llegar al umbral de la puerta del pabellón se giró, vino hacia mí como dudando y me preguntó: ¿Tú eres del equipo de Pedro (Molina, mi jefe en ese momento), no?. Yo, incrédulo, respondí afirmativamente con un tímido: Sí, sí. Patxi es el arquitecto del Pabellón de España y nos habíamos cruzado varias veces. Incluso le había hecho una entrevista hacía algo más de un més. Vaya que le tenía que sonar mi cara por una cosa o por otra. Me faltó tiempo para estrechar lazos con tan ilustre invitado, haciéndole saber que mi madre y él eran paisanos de Estella. Este comentario le sorprendió y le agradó a la vez, o por lo menos esa fue la impresión que me dio. Vaya, que si para colarme en La Ventana debía dejar de ser medio maño y medio estellica y ser el más estellica del la Expo, exceptuando a don Patxi Mangado, estellica éste sin igual, pues ahí estaba yo. Mangado me dió un abrazo cuando terminó de reconocerme y yo intenté entrar con él. De echo fue el quien le comentó algo a la amable chica de producción. Creo que fué así como conseguí colarme y poder sacar a través de no una, sino dos ventanas, las fotos que tanto quería sacar de la Ventana.
Es emocionante ver como se hace un programa de radio que escuchas a diario. La comunicación silenciosa, a través de gestos y miradas que fluye entre el control de sonido y la presentadora. El lenguaje corporal de ésta al entrevistar a los invitados. La cara de algunos entrevistados menos acostumbrados a atender a los medios de comunicación, al ver en marcha semejante despliegue. Los colaboradores esperando para intervenir en su espacio. Descubrir todas esas cosas que al ser solo un "oyente" te tienes que imaginar. Parece que se pierda la magia de la radio, pero me encantó hacerlo. Fue como un subidón constante. Un cosquilleo recorría mi cuerpo desde los pies hasta la cabeza. Desde hacía tiempo, años, quería ver a Genma Nierga en acción. Gracias. Muchas gracias, a Patxi Mangado, a la chica de producción de cuyo nombre no puedo acordarme, a Placido y a Genma. De verdad, os lo agradezco mucho.
El estudio era realmente pequeño. Yo estaba detras de una ventana que daba al control de sonido, desde donde se veía el estudio a través de otro ventanal, intentando sacar fotos evitando el doble reflejo de tanta ventana. A mi lado había una chica joven con coletas. Me presenté y le ofrecí un auricular para que pudiera escuchar el programa. Aceptó y me dijo que la iban a entrevistar en un rato. Le pregunté el motivo y me contó que estudiaba interpretación y que su trabajo ese verano era meterse en el disfraz de Flubi, la mascota de la Expo, que se supone, representa una gota de agua. Reconoció estar algo nerviosa. Yo la envidiaba y se lo hice saber. Luego apareció un grupo de niños. Y pensé: ¡Bien, vuelve la Tertulia de Niños! Aunque parecían la típica excursión escolar, de esas que invaden cualquier museo o granja escuela con gritos, carcajadas y persecuciones varias, pero en seguida, creo que fue la chica de producción, les advirtieron que debían esperar en silencio y tranquilitos. Eran un coro y tenían previsto cantar en el programa la canción de Bob Dylan que Amaral había versionado como himno de la Expo. Reconozco que cuando la cantaron se me puso la piel de gallina.
La tercera hora de programa comenzó en la azotea, que la verdad, puestos a abrir una Ventana en Zaragoza, desde ahí arriba había unas vistas bastante más espectaculares. El Ebro bajando crecido, al fondo se levantaba la imponente estación Delicias, también se divisaba el, llamado cariñosamente por los obreros, Puente de la Mora o Pabellón Puente, y el resto de edificios emblemáticos de la muestra. Ahí arriba, a pesar de haber dado una pequeña tregua para abrir la ventana unos instantes, el cierzo seguía soplando. Tras la intervención de Jauma Figueras y la entrevista con el director del Circo du Solei, encargado de El Despertar de la Serpiente (un desfile diario durante la Expo), todo el equipo volvió a trasladarse al pequeño estudio del principio. Era demasiada jeta intentar de nuevo colarme en el pabellón de Zaragoza para ver la última media hora. Sin embargo no pude resistirme a preguntarlo, pero nada. Ya había tenido suficiente subidón, había disfrutado de lo lindo. Eran más de las seis y media de la tarde y no había comido nada todavía. Salí orgulloso de la Expo y me dirigí a casa de un colega que vive a lado del meandro. Llamé al timbre del portal con un litro de Ambar, para celebrar mi conquista, y le pedí que me diera algo de comer y de fumar, por favor. A lo que me respondió, anda sube, canalla.